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Martes 4 Abril 2017

El arzobispo emérito de Cochabamba, con una vida de servicio a la iglesia, recibe un merecido reconocimiento
 


Con motivo del Día del Padre, Monseñor Tito Solari, arzobispo emérito de Cochabamba, fue reconocido por los cochabambinos por su trabajo realizado durante más de cuarenta años a favor de Bolivia, de su población más vulnerable y, sobre todo, de los niños.

En la celebración de dicho reconocimiento el alcalde de Cochabamba, el Señor José María Leyes, describió a Mons. Solari como el “padre espiritual de los cochabambinos”: «Monseñor Tito ha sido un padre porque ha sabido enseñar a su rebaño (…) pero también ha sido un padre en momentos duros de la historia de Cochabamba», dijo.

En el evento conmemorativo, el arzobispo emérito, natural de Italia, afirmó: «En la vida es algo que me ha costado asumir; pero, cuando me tocó dejar mi parroquia, sentía que el corazón se me rompía: ahí comprendí que era un sentimiento paterno».

Monseñor promovió múltiples obras durante sus años como pastor al frente de la Arquidiócesis de Cochabamba; entre ellas cabe destacar los hogares para niños y adolescentes en situación de calle, como la Casa San José, fundada en 2004, que inició la Comunidad de San Pablo a petición del arzobispo. Los niños de la calle siempre han sido una de las mayores preocupaciones de Monseñor Tito.


 

Martes 28 Marzo 2017

El centro de capacitación laboral de Meki (Etiopía) celebra el fin de semestre con una excursión

 
 
¡Qué mejor forma de celebrar el final del semestre con nuestras estudiantes de cocina, costura y peluquería, que yendo de paseo de fin de curso!
 
La ciudad de Meki está situada en la zona del Rift Valley. Los lagos Koka, Zway, Abiyata, Shala y Langano son compañeros de ruta a lo largo de los 215 kilómetros de carretera que va desde Addis Abeba hacia el sur de Etiopía.
 
Así que nos fuimos precisamente a visitar flamencos, marabúes y garzas del lago Abiyata, y a las aguas termales cercanas al lago Shala. A pesar de estar a sólo 85 kilómetros de Meki, nuestras estudiantes ni sabían de la existencia de una reserva natural de animales y aguas termales en esa zona, ni mucho menos la habían visitado.
 
Nos embarcamos en dos autobuses, con la comida preparada el día de antes en nuestro centro, nuestras estudiantes vestidas con tanta elegancia que parecía que fuéramos a cualquier sitio menos de paseo por montes y lagos, y un sinfín de teléfonos preparados para fotografiar cada momento del paseo.
 
A la hora de andar por caminos o piedras, ellas sin problemas se sacaban los zapatos elegantes que se habían puesto e iban descalzas. No pudo faltar el autobús que se quedó enterrado en medio de uno de los senderos de arena, y nos hizo esperar un buen rato hasta que el conductor con ayuda de la gente local pudo reemprender el camino. Eso sí, durante la espera, el otro autobús se convirtió en pista de baile para las que preferían bailar a esperar bajo un árbol. Y después de pasear, ver camellos, jabalís, avestruces, infinidad de flamencos y marabús, comimos juntas y lavamos los platos con tierra y agua caliente de un riachuelo cercano que se había formado con las aguas termales.
 
La sorpresa mayor del paseo fue ver los géiseres naturales que se forman al lado mismo del lago. En los días festivos la zona se llena de gente que sale de excursión y meten en los géiseres bolsas con patatas y huevos y se los comen cuando los tienen hervidos. ¡Creo que en nuestro próximo paseo haremos lo mismo!
 
Disfrutamos del día y tuvimos un ambiente muy agradable. Nos reímos y nuestras estudiantes pudieron conocer las maravillas naturales que tienen, tan cerca de Meki, su ciudad. El paseo fue muy positivo, pero, eso sí, ¡al día siguiente muchas faltaron a clase porque decían que estaban agotadas de lo mucho que caminamos y lo mucho que bailaron el día anterior!”.


 

Martes 21 Marzo 2017

En la Casa San José de Cochabamba, la Comunidad de San Pablo combina la reinserción familiar con la escolarización de los niños

 
 
En la Casa San José, que tiene por objetivo la reinserción familiar de niños alejados de sus hogares, que se encuentran viviendo en las calles de Cochabamba, se está viviendo un conflicto de prioridades, al que recientemente hemos tratado de buscar solución.
 
Cuando los niños llegan al centro comienza un periodo de trabajo intensivo en el que los educadores, la psicóloga y la trabajadora social se ocupan de los aspectos psicológico-emocionales del niño, así como de sus hábitos y disciplina, a través de diversos talleres; todo ello con el objetivo de preparar a los niños para su reinserción familiar. Por este motivo, durante dicho periodo los niños no están escolarizados, y es por ello también que se intenta que solo estén el tiempo indispensable en el centro. De hecho, incluso a nivel legal, se reconoce la importancia y la prioridad de este periodo de reinserción, y la justicia no autoriza la escolarización formal de los infantes en ese periodo.
 
El problema empieza cuando los niños ya están preparados para reincorporarse a sus familias, se ha evaluado la idoneidad del núcleo familiar, los progenitores han asistido a la escuela de padres en el mismo centro, y por demoras burocráticas el proceso judicial toma varios meses —durante los cuales no pueden retornar a sus familias ni escolarizarse desde sus núcleos familiares. Así que se cumple el dicho “justicia retardada, justicia denegada”.
 
Esta situación nos preocupa, porque aunque lo más importante es recomponer el hogar, y ese es el fin de Casa San José, es una pena no poder integrar antes a nuestros niños en el sistema educativo. Tras pensar mucho sobre el tema y reunirnos con los padres, encontramos una solución. Las familias estuvieron de acuerdo en inscribir a sus hijos en las escuelas respectivas de su barrio y en recoger a los niños a diario en Casa San José, llevarlos al centro educativo y devolverlos en la tarde a la casa. Aunque es un gran esfuerzo por su parte, entendieron que no valía la pena que los niños perdieran un año escolar, así que hemos podido conciliar familia y escuela.


 

Martes 14 Marzo 2017

El Centro infantil San José de Ajusco, México, visita el Parque del Pedregal y conoce la labor de la policía

 
 

Una de las últimas salidas de los niños del Centro Infantil San José fue al parque Pedregal de México. Allí pudieron jugar y gozar de la naturaleza y las recreaciones.
 
Lo más curioso de la salida fue que tuvieron la compañía y protección de tres policías de la zona. Los policías jugaban y cantaban con los niños. Los pequeños no salían de su asombro; su temor a los uniformados era grande. No es de extrañar, porque los padres suelen reprender a los niños con el típico “si te portas mal, llamaré a la policia y vendrá a buscarte para llevarte a un cuarto oscuro”. Así pues, costó un poco que rompieran esa barrera y se dieran cuenta de que los policías son personas buenas y amables que cumplen un papel social muy importante y que se pueden dirigir a ellos si necesitan algún tipo de ayuda.
 
Según algunas estadísticas, la Ciudad de México es una de las 50 ciudades más violentas del mundo y los niños, que son el grupo de población más vulnerable, deben aprender a no temer a los agentes del orden público y a crecer como ciudadanos que respeten las normas de convivencia.
 
Después de esta experiencia distinta de lo común, si preguntamos a los niños del Centro San José qué quieren ser de mayores, algunos ahora responden: “Quiero ser policía, como los del parque del Pedregal”.


 

Martes 7 Marzo 2017

Celebración de la primera promoción de mujeres capacitadas
 


La Comunidad de San Pablo inició hace un año cursos de capacitación laboral para mujeres y jóvenes en el Vicariato de Meki, en Etiopía. Ahora, desde allí, María José Morales (encargada de este proyecto), nos dice lo siguiente:

«El sábado 18 de febrero fue un gran día para nuestro centro de capacitación: un auténtico acontecimiento. No hay cámaras, ni videos, ni gestos, ni palabras que puedan llegar a expresar lo que representó la graduación de nuestros primeros cuarenta estudiantes.

La semana anterior se crearon los comités encargados de preparar la celebración: una profesora y tres alumnas de cada curso. El resto ayudamos en todo lo que pudimos para decorar el centro, preparar cantos, conseguir los uniformes de graduación (que no podían faltar), montar una gran tienda de campaña en la que acoger a los invitados y preparar galletas, café y comida para las 200 personas que participamos en la celebración.

Y llegó el día, y empezó bien pronto. Las primeras en llegar fueron las responsables de los comités organizativos para asegurarse que no faltara nada. Y después las estudiantes vestidas con sus uniformes de gala y acompañadas de sus familiares.

Para ellas, poder graduarse tras haber estudiado un año entero en nuestro centro, tener una profesión, invitar a sus familiares, fotografiarse antes y después de recibir su certificado de manos del obispo del Vicariato de Meki y de la directora del centro representa muchísimo más de lo que nos podemos llegar a imaginar.  Son jóvenes que no habían acabado estudios y con escasas oportunidades laborales, que ahora se graduaban como cocineras, modistas y pintoras; algunas ya están trabajando gracias a tener la formación recibida. Todas estaban radiantes de alegría y entusiasmo, ellas también se iban a graduar y podían demostrar a los suyos, y a ellas mismas, lo mucho de lo que han sido capaces.

Así nos lo expresaron en los discursos espontáneos de agradecimiento que nos dirigieron tras la entrega de su certificado de graduación. Emabet agradeció la oportunidad que les brindamos en nuestro centro para formarse profesionalmente a muchas que, como ella misma, habían regresado de los países árabes. Volvieron y se encontraron con el rechazo de sus familias, sin posibilidades de trabajo y con mucho desánimo por no haber logrado el futuro mejor que habían esperado hallar en su intento de emigrar. Emabet es ahora profesora de cocina en nuestro centro, y otras estudiantes de cocina están ya trabajando en hoteles de la zona. Las estudiantes de costura hicieron su primera entrega de uniformes en una guardería cercana y se han constituido en cooperativa para poder hacer los uniformes escolares que son de uso obligado en todo el país. De momento tenemos ya un pedido de 500 uniformes escolares y 30 uniformes para profesores.

Difícil también expresar la alegría de las familias que acompañaron a sus hijas en este día tan especial, y la alegría de todos los que hemos trabajado duro y con mucho entusiasmo a lo largo de este año para que este momento fuera posible. Todos nos hemos graduado un poco con nuestras estudiantes y les deseamos lo mejor en esta nueva etapa que ahora inician como profesionales.» 

 



 


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