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Miércoles 27 Septiembre 2023
 



Los diversos cursos formativos que tienen lugar en el Centro de Desarrollo Comunitario Casa Garavito de Bogotá, Colombia (taller de corte y confección, refuerzo escolar, clases de inglés, de dibujo, de guitarra…), ocupan completamente el espacio disponible en este centro. Por ello, en el pasado mes de agosto tomamos la decisión de alquilar un espacio adicional, ubicado en un edificio cercano a la sede original de Casa Garavito, para poder ampliar nuestra oferta formativa.
 
Para empezar, anunciamos que daríamos inicio a un curso de manicure para personas interesadas en aprender todo lo concerniente al cuidado de las uñas, y se anotaron 54 mujeres. Esta buena respuesta nos dice que se trata de un campo que interesa a mucha gente. La idea, por supuesto, es que una vez terminen el curso, las alumnas puedan ganarse unos recursos ofreciendo, en sus casas o en tiendas dedicadas a ello, cuidado de las uñas a quien lo desee.
 
Las clases de manicure en el nuevo espacio (que hemos llamado “Casa Garavito – Sede B”) iniciaron la primera semana de septiembre, con una profesora muy dedicada a su labor. Por ahora, las estudiantes están felices y agradecidas con todo lo que ya van aprendiendo. Estamos convencidos de que dar oportunidades formativas a la gente, que además luego tengan una proyección laboral, sigue siendo la mejor forma de ayudar al desarrollo de estos sectores marginales del sur de Bogotá.


 

Miércoles 13 Septiembre 2023

Esta Asociación, nacida en Barcelona, lleva 13 años realizando proyectos de verano en Sabana Yegua. En este artículo nos cuentan la emocionante experiencia del verano que acabamos de vivir.



 


 
Nuestra experiencia comenzó en Madrid, donde, por circunstancias ajenas a nosotros, el grupo de voluntarios de “Sonríe y Crece 2023” tuvimos que postergar una semana nuestra llegada a la República Dominicana. Finalmente, el 15 de julio llegamos a Sabana Yegua, que sería nuestro hogar durante el mes y medio siguiente.

La llegada fue apasionante, llena de vida, con el cariño de toda una comunidad. Nuestro primer contacto con el pueblo fue ser recibidos por la Parroquia de La Sagrada Familia. Poco después fuimos descubriendo y redescubriendo los sitios en los que luego se forjarían gran parte de nuestros recuerdos: la Escuela del barrio de San Francisco, la cancha, el centro de acopio de plástico, el canal, los distintos barrios del pueblo… Todos tomaban de su tiempo para hablar con nosotros, ya fuera conociendo Barrio Blanco, San Francisco o Barrio Nuevo. Esa primera semana ya notábamos la cercanía de los niños, pero también de los más mayores. Para los más veteranos de nosotros, los primeros días estuvieron cargados de nostalgia, cada reencuentro con las familias de Sabana Yegua era pura felicidad. Los más novatos empezábamos a saborear la cultura dominicana, la alegría en los pequeños momentos y la sencillez de compartir con los demás tu día a día. Desde esa primera semana pudimos comprender que “Sonríe y Crece” tiene su hogar, su gente y su corazón en Sabana Yegua.

Algo apresurados por la falta de tiempo, la primera semana ya comenzamos con la formación de monitores. Destinada a muchachos mayores de 14 años y con un espíritu transformador, tratamos de inculcarles los valores del buen monitor, siempre pensando en hacer felices a los niños de sus pueblos. Estos monitores son parte fundamental del “veranito”. Se trata de organizar juegos y actividades lúdicas y formativos para los niños, que tienen lugar por las tardes en los espacios abiertos que muy amablemente nos cede la parroquia. “El veranito” se lleva a cabo tanto en Sabana Yegua como en el pueblo llamado “El Km 15”. Es por eso que en esta primera semana juntamos monitores de ambos lugares y ellos mismos se vieron ante la oportunidad de crear lazos de amistad.

A partir de la segunda semana de nuestra estancia, comenzamos la rutina de nuestro voluntariado. Cada día, a las 9 de la mañana, daban inicio las clases en la Escuela de San Francisco y por las tardes, con la ayuda de los monitores, los niños disfrutaban del “veranito”. Al final de los juegos, cerrábamos la tarde merendando juntos, niños y monitores, a la vez que comentábamos qué tal había ido el día. Inmersos en un ritmo frenético, nos llenaba de felicidad acompañar a los niños, ver en sus sonrisas y gestos hacia nosotros… la recompensa de tanto esfuerzo. Los días se pasaban rápido, todo era muy intenso e incluso los ratos libres nos pedía el cuerpo salir a las calles, ser parte de Sabana Yegua.

De manera paralela, “Sonríe y Crece” desarrolla otros proyectos, más allá del educativo, siempre con el objetivo de ayudar y colaborar con el pueblo de Sabana Yegua. Por un lado, “Sonríe y Vida” es nuestro proyecto sanitario, fundamentalmente con la divulgación y la acción directa. Se imparten charlas sobre buenas prácticas en el ámbito de la salud y primeros auxilios, así como se realizan acciones a pie de calle, en las que los voluntarios con formación sanitaria recorren el pueblo ayudando a quien lo pueda necesitar. Por último, se entregan botiquines en los pueblos en los que actuamos, tratando de favorecer también a las comunidades más marginadas. “Sonríe y Vida” es un proyecto fundamental y nuestro objetivo es ampliar estas acciones de cara al futuro como, por ejemplo, aumentando nuestras visitas al centro de fisioterapia y rehabilitación que la Parroquia tiene en el pueblo.

Por otro lado, en “Sonríe y Construye” el objetivo principal es desarrollar los proyectos que ya hace años se van realizando: colaborar con Recicla+ en el centro de acopio de plástico y concienciar sobre el reciclaje y sus beneficios, creando la semana del reciclaje en la escuela. Al mismo tiempo, este año se ha trabajado en diseñar la reforma de la farmacia del centro de salud, en impartir charlas más avanzadas a monitores sobre el reciclaje y en llevar a cabo acciones a pie de calle por las zonas que más nos lo requerían. En estas acciones tratamos de aconsejar sobre buenas prácticas constructivas y soluciones para preservar las viviendas ante las inclemencias del clima, siempre apoyados en un manual de construcción elaborado por uno de nuestros voluntarios, que pretendemos poder divulgar en un futuro.

Tras mes y medio de haber vivido una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras que un joven (como nosotros) puede disfrutar, solo tenemos palabras de AGRADECIMIENTO al pueblo de Sabana Yegua. Gracias por introducirnos en vuestro día a día. Gracias por abrirnos las puertas de vuestras casas cuando de primeras éramos simples forasteros. Gracias por apoyarnos cada mañana y sentirnos empujados para hacer de Sabana Yegua una de las comunidades más prosperas de toda la provincia de Azua. Gracias por educar a vuestros hijos en una amabilidad digna de los mayores actuadores del cambio. Gracias a los niños por su increíble afán de pedirnos mantener el optimismo ante todo y de paso, regalarnos un baile o una sonrisa.

Nos llevamos en el recuerdo memorias imborrables y nos vamos con el deseo de volver lo antes posible. ¡Nos vemos en un abrir y cerrar de ojos!

 

Jueves 7 Septiembre 2023
 



En las eucaristías de los dos últimos fines de semana (domingos XXI y XXII del Tiempo Ordinario, en el ciclo A que estamos siguiendo este año) hemos leído el relato del diálogo de Jesús con sus discípulos en la región de Cesarea de Filipo, según el Evangelio de Mateo (Mt 16,13-27). En dos momentos distintos del pasaje, Jesús se dirige a Pedro con dos frases contrapuestas, dos afirmaciones en las que la segunda parece ser exactamente el reverso de la primera. Cuando Pedro declara que Jesús es el Mesías y el Hijo del Dios vivo, Jesús exclama: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo!» (16,17). Luego, cuando Pedro reprende a Jesús, diciéndole que no puede ser que él tenga que ser ejecutado, Jesús, después de hablarle con una dureza inusitada, tratándolo de Satanás, añade: «Tú piensas como los hombres, no como Dios» (16,23). Si primero ha dicho que la declaración de fe de Pedro viene de Dios, después Jesús asegura que el intento de Pedro de desviarlo de su misión es un pensamiento netamente humano. El relato, en resumen, nos deja muy claro que hay una forma de pensar propia de los hombres, que se opone a la forma de pensar de Dios.
 
¿En qué consisten estas dos formas de pensar? ¿Cómo piensan «los hombres»? ¿Cómo piensa Dios?
 
Lo podemos deducir a partir del contexto en que estas frases son pronunciadas, y también fijándonos en lo que Jesús dice a continuación: «El que quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda la vida por mi causa la encontrará» (16,25).
 
Pensar como los hombres, pensar humanamente, sin tener en cuenta el Evangelio, es anteponer nuestro bienestar y nuestra comodidad personal a cualquier otra consideración. Es vivir buscando, por encima de todo, nuestra tranquilidad. Es vivir sorteando conflictos, intentando que las angustias y los sufrimientos de los demás no nos salpiquen, evitando los problemas, los peligros y los dolores de cabeza. Es hacer de nuestra seguridad personal el bien absoluto al que aspiramos.
 
Pensar como Dios es comprender que, a veces, en la vida hay que arriesgar nuestro bienestar para conseguir que el mundo se parezca un poco más al reino de Dios. Es entender que, si bien nuestra tranquilidad es importante, hay cosas mucho más importantes: la construcción de un mundo más justo, la creación de entornos de auténtica libertad, de espacios donde quepa todo el mundo, donde no haya sitio para la explotación o el abuso de nadie sobre nadie: las razones, en definitiva, por las que Jesús (que pensaba como Dios, y no como los hombres) decidió ir a Jerusalén a enfrentar el sistema injusto que oprimía a su pueblo, a sabiendas de que allí le esperaba el fracaso.
 
Podemos profundizar un poco más: pensar como los hombres también es ver el mundo como algo ya terminado, ya hecho, que existe para colmar nuestras necesidades. Es concebir el mundo como si fuese un enorme supermercado, con los estantes llenos de productos y recursos bien dispuestos, listos para que yo me los lleve a casa… sin pensar en que, tarde o temprano, el supermercado quedará vacío.
 
Pensar como Dios es entender que el mundo es un proyecto por hacer, que entre todos debemos seguir creando. Es imaginar el mundo como un campo que debe ser cultivado con pericia, amor y dedicación, un campo inmenso que tú y yo podemos continuar sembrando, regando, podando, para que nunca deje de producir alimentos.
 
Pensar como los hombres es ver a los demás como medios para conseguir nuestros fines, y pensar: «De tal persona puedo obtener afecto; de este, en cambio, dinero, pues es rico; de aquel, consejos, pues es sabio; del de más allá recomendaciones, pues está muy bien conectado con gente importante»…
 
Y pensar como Dios es preguntarme: «¿Qué puedo hacer yo por los demás, para que él, ella, el de más allá, vivan mejor, una vida más plena?».
 
En definitiva, pensar como los hombres es tener una mentalidad depredadora; pensar que la realidad existe únicamente para que yo obtenga de ella lo que necesito para lograr mi bienestar. Pensar como Dios es actuar a partir de una mentalidad creadora: ¿qué puedo hacer para enriquecer la realidad que me rodea?
 
Cuando tomamos decisiones, ya sean triviales o, sobre todo, de cierto calado, ¿las tomamos pensado como el Pedro que aseguró que Jesús era el Hijo de Dios… o como el Pedro que se asustó ante la perspectiva de la cruz? ¿Las tomamos pensando como Dios, o como los hombres?


 

Sábado 22 Julio 2023
 


En septiembre de 2022 (¡pronto hará un año!), en la parroquia La Resurrección, de Bogotá, decidimos iniciar un nuevo proyecto, sencillo pero ilusionante, sin saber en aquel momento si tendría mucho recorrido: un club de lectura. La idea de fondo era fomentar el amor a la literatura entre jóvenes de estos barrios del sur de Bogotá y ofrecer, a quienes lo quisieran, la oportunidad de ir leyendo grandes obras de la literatura universal, comentarlas en grupo, examinarlas en profundidad y, así, poderlas disfrutar. Se trataba, nos parecía, de una idea original, pues a menudo en los planes de pastoral de nuestras parroquias no tenemos en cuenta la promoción de la cultura, como si eso no fuese, también, una tarea urgente (especialmente en contextos donde otras necesidades vitales dejan poco tiempo para la formación intelectual y el arte).
 
Desde entonces, el Club de Lectura ha ido creciendo, y también el entusiasmo de quienes lo conforman: actualmente ya es grupo consolidado de 14 personas, en su mayoría jóvenes, que aproximadamente una vez al mes nos reunimos para compartir lo que hemos descubierto en la lectura de alguna novela que hemos elegido. En este tiempo hemos leído y comentado “La perla”, de John Steinbeck, “Crónica de una muerte anunciada”, de García Márquez, “La metamorfosis”, de Kafka, “La muerte de Iván Ilich”, de Tolstói, “El viejo y el mar”, de Hemingway, “Novela del ajedrez”, de Stefan Zweig… como se puede ver, ya una pequeña colección de grandes obras que, sin duda, han enriquecido la vida de quienes participamos de nuestro Club de Lectura. ¡Y la lista de los libros para ir leyendo en el futuro ya es larga!


 

Viernes 14 Julio 2023

Varias parroquias de Racine (Wisconsin, EE. UU.), que están al cargo de sacerdotes de la Comunidad de San Pablo, realizaron en junio un campamento de verano de servicio a los más desfavorecidos de la ciudad


 


 
Después del año más duro de la pandemia (2020), en junio de 2021 decidimos crear un programa de servicio que animara a nuestros jóvenes a trabajar para el desarrollo y bienestar de su comunidad local. También quisimos buscar a personas adultas de las parroquias en las que trabajamos, que tuviesen experiencia en tareas de construcción de viviendas, para que enseñaran a las generaciones más jóvenes. La idea era combinar la energía de los jóvenes con la sabiduría de los adultos, para servir a los demás. Establecimos una alianza con una institución local (Neighborhood Watch) para remodelar y arreglar viviendas deterioradas de los barrios del centro de la ciudad de Racine. Nuestro socio local hace el trabajo preliminar: selecciona familias y asegura los permisos y los materiales para el proyecto. Nosotros, la «Comunidad Católica del Centro de Racine», coordinamos los esfuerzos de reclutar jóvenes voluntarios y adultos que puedan trabajar durante una semana en los proyectos.

Escribo con mucha alegría esta nota sobre nuestro tercer Campamento de Servicio de Verano de Belle City Catholic. Por supuesto, siempre estoy entusiasmado con la vida, pero esta vez estoy realmente conmovido. Nuestro Campamento de Servicio de Verano, que realizamos el mes pasado, fue un gran éxito. Trabajamos duro durante una semana. Registramos 1,521 horas de servicio a nuestros vecinos en Mead Street. Construimos cercas, pintamos casas, reconstruimos un cobertizo, limpiamos el parque y pasamos tiempo en oración y compañerismo. Estoy muy orgulloso de este Campamento de Servicio. Hace dos años, cuando se nos ocurrió la idea de trabajar localmente, visualicé un evento que nos uniera: católicos trabajando juntos por el mejoramiento de la ciudad. Continuamos avanzando hacia esa meta, a medida que más personas y parroquias se involucran.


 

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