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Jueves 9 Mayo 2019


El pasado domingo, 5 de mayo, los miembros de la Comunidad de San Pablo en Racine organizaron una jornada de puertas abiertas para amigos y colaboradores que viven en la zona. Unas 300 personas se acercaron a la casa y oficinas de la Comunidad, donde pudieron disfrutar de unos deliciosos platos mexicanos mientras saludaban a los miembros de la Comunidad y compartían con ellos noticias de los proyectos que ésta lleva a cabo alrededor del mundo. Tuvimos una hermosa tarde soleada, y el evento fue todo un éxito de participación. Agradecemos desde aquí a todos los que nos visitaron.

 

Domingo 21 Abril 2019


Hoy, Domingo de Pascua, celebramos con toda la Iglesia y con inmensa alegría que el sepulcro no era el último capítulo de la historia. Resulta que el anuncio de Jesús se cumplió: “El Hijo del Hombre tiene que sufrir la muerte y, al tercer día, resucitar”. Y el Padre lo resucitó, porque es Dios de la vida y tiene para nosotros la mejor oferta de todas: una vida definitiva con Él, más allá de la muerte.
 
Hoy celebramos que nosotros, los discípulos de Jesús, también somos gente de vida, y que queremos vivir, aquí en este mundo, preparándonos para la vida definitiva. Pero, ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo vivir la resurrección? ¿Cómo prepararnos día a día para la vida definitiva?
 
Ensayemos algunas respuestas a esta cuestión:
 
En primer lugar, nos vamos preparando para la vida definitiva defendiendo que, aquí, todo el mundo (y no solo unos cuantos) puedan disfrutar de una vida plena. Es decir, de una vida digna, libre de opresión y de violencia; disfrutar de una existencia en la que todos puedan desarrollar su creatividad y buscar libremente la felicidad.
 
Prepararnos para la vida definitiva también implica tomarnos esta vida muy en serio. Vivir no es un juego. Podemos equivocarnos, tomar una senda errada, sin duda a veces lo haremos: pero ¡no pequemos por mediocres! Tomarse la vida en serio es tomar determinaciones, hacer apuestas, intentar llevar a cabo sueños: creer en algo, y creer en ello intensamente.
 
En tercer lugar, prepararnos para la vida definitiva es intentar vivir aquí los valores de allá: vivir en el día a día los valores del reino de Dios, no como un añadido a nuestras vidas, sino como su centro y eje: el valor de la bondad humilde, de la generosidad solidaria, del trabajo constante por la paz y la justicia, de la sensibilidad hacia los que sufren, de la acogida radical a la verdad que anida en los demás.
 
La Resurrección es, en definitiva, una invitación muy seria a que vayamos construyendo, aquí, espacios de reino de Dios: hacer de nuestras familias, de nuestro círculo de amigos, de nuestros corazones, una comarca del reino por el que Jesús vivió.
 
Es la única forma de vivir que vale realmente la pena. Es la vida que nos propuso el profeta de Nazaret, y la vida que su resurrección nos permite anhelar.
 
¡Feliz Pascua de Resurrección para todos!


 

Domingo 14 Abril 2019


 

Hoy, Domingo de Ramos, leemos la pasión de Jesús y, como sucede también en el Viernes Santo, al escuchar el relato nos invaden la congoja y la tristeza, incluso la rabia. Se nos puede hacer difícil el silencio de Jesús; lo podríamos interpretar como rendición, como aceptación fatalista del destino, pues ¿cómo es que no logra contestar ni a Herodes ni a Pilato? Es cierto que sí responde a Pilato, pero podríamos considerar que su réplica son cosas vagas como eso de que su reino no es de este mundo y cosas que, por supuesto, Pilato no entiende. Incluso podríamos pensar −con razón o sin− que el gobernador estaba más que dispuesto a ayudarlo. Ciertamente lo de Jesús en el pretorio era un juicio en toda regla, y él renuncia a su derecho más fundamental: defenderse.  Asimismo podríamos preguntarnos por qué no respondió a Pilato con alguna frase ingeniosa que desarmara a sus oponentes (no sería la primera vez); o por qué no hizo un buen discurso para enervar a las masas o incluso atrevernos a imaginar por qué no hizo allí mismo algún milagro espectacular tal como antaño Yahvé tenía acostumbrado al pueblo de Israel.
 
Se nos hace difícil aceptar que, al contrario, “como cordero fue llevado al matadero” (Is. 53,7). Después, analizando, uno se da cuenta de que quizás ese silencio era el único discurso posible. Porque las estrategias de poder, las dinámicas y las espirales de envidias, venganzas y odios, solo se pueden romper con el silencio, y acaso con la muerte (que no siempre tiene que ser física). Cualquier otra cosa sería parecida a la carrera armamentista de la guerra fría, que era un poco “a ver quién puede más”. Cualquier acción de Jesús lo hubiera puesto a la par con los intríngulis de poder de Pilato, Herodes y compañía. La única forma de iniciar la desescalada era convertirse en un cordero llevado mansamente al matadero.
 
Dijo Martin Luther King Junior que el odio no puede expulsar al odio. Con violencia no se erradica la violencia, ni las ansias de poder se neutralizan queriendo ocupar más espacios de poder. Nos queda pues ser testimonios definitivos de generosidad y de amor, demostrar que no nos importan las grandes o pequeñas parcelas de poder. Que tanto nos da no aparecer en la foto, que no pasa nada si no obtenemos ningún reconocimiento por nuestras acciones. Es una derrota sin paliativos, pero que tiene más influencia y sentido que cualquier victoria que se mueva, aunque sea tenuemente, en los parámetros del poder. Quizás solo lo consigamos plenamente en el cielo, pero eso no quita que ya, desde ahora, vayamos avanzando hacía esa dirección, hacia esa nueva Pascua que está ya cerca.
 
Seguramente Jesús, durante su pasión, deseaba hablar. Deseaba decirle algo a Pilato y a Herodes, ni que fuera para defender a los suyos. Pero si iniciaba la réplica, entraba en el su propio juego. Al final resultó que ese silencio tan difícil de entender fue, al cabo de tres días, su mayor discurso y su mayor milagro.


 

Miércoles 3 Abril 2019


Durante la Cuaresma, católicos alrededor del mundo practican de forma más intensa la oración, el ayuno y la limosna. El P. Ricardo Martín, de la Comunidad de San Pablo, es rector de la parroquia del Sagrado Corazón en la ciudad de Racine, en Wisconsin. Los dos últimos años, la parroquia ha dedicado su campaña de Cuaresma a la construcción de sendas capillas en la parroquia de la Sagrada Familia, en la República Dominicana, donde la CSP ha trabajado desde 2003. Estas capillas no son sólo espacios de oración, sino que también se utilizan como lugares donde se reúne la comunidad y desde donde se pueden llevar a cabo diversos programas educativos. Estos dos últimos años, dos grupos de la parroquia han viajado a la República Dominicana para conocer de primera mano el trabajo que se realiza allí y para estar presentes en la inauguración y bendición de cada capilla.

Este año, la parroquia está dedicando su campaña cuaresmal a la construcción de una nueva capilla/centro comunitario, pero esta vez en la zona de Independencia, en la provincia de Cochabamba, en Bolivia. Independencia está a unas cuatro horas en coche de la ciudad de Cochabamba, atravesando una increíblemente bella sección de Los Andes. La capilla será construida en un terreno donado por la comunidad local, y situado en un lugar central a ocho distintas comunidades rurales, y desde ahí se llevarán a cabo programas médicos, de educación y agricultura. Para informarse del proyecto y de la gente a la que servirá, Ricardo visitó Independencia en febrero. Este es el video que se ha producido para explicar el proyecto a los feligreses de la parroquia del Sagrado Corazón de Racine, Wisconsin: http://www.youtube.com/watch?v=ZMKc4vAvZyc


 

Martes 26 Marzo 2019


Tal vez no sea exagerado afirmar que uno de los principales problemas a los que se enfrentan nuestras sociedades actuales es la presencia, en su esfera pública, de un número inusualmente elevado de pirómanos: es decir, de políticos, líderes sociales, intelectuales, periodistas y figuras conocidas de todo tipo y de ideologías muy variopintas que, sin embargo, tienen en común la tendencia a provocar fuegos, a  incendiar el debate con planteamientos maniqueos que polarizan la sociedad, con exabruptos, con insultos, o apelando a las emociones más que a la razón.

No es ningún secreto que estamos inmersos en una época de cambios muy profundos: se tambalean equilibrios geopolíticos que hace apenas unos años parecían estables, y en verdad no sabemos cómo será el mundo dentro de un lustro o una década. Es legítimo preguntarnos, por ejemplo, si la ola autoritaria y populista que hoy sacude Occidente (y que es en sí misma, sin duda alguna, el resultado de las incertidumbres que países enteros experimentan en cuanto a su futuro, sus economías, su seguridad, la permanencia de sus valores más tradicionales) es una pesadilla pasajera, que la cultura democrática occidental sabrá frenar, o bien la aurora de una nueva era en la que valores democráticos que hoy damos por sentados quedarán en entredicho. La posverdad, ¿es una fiebre transitoria que sabremos sacudirnos, o ha venido para quedarse? La nueva xenofobia de la que hacen gala (sin ningún pudor) políticos destacados a ambas orillas del Atlántico, ¿es efímera o echará raíces en la sensibilidad de las poblaciones del futuro?

No lo sabemos. Sí es evidente que, ante la volatilidad del presente, lo último que necesitamos es el exceso de pirómanos que parecen poblar nuestros gobiernos, medios de comunicación y redes sociales. Un mundo en profunda transformación requiere sosiego, no más incendios.

La piromanía de tantos líderes actuales no hace sino incrementar la sensación de zozobra de mucha gente, provocada por los tiempos inciertos en que vivimos (aunque mucho menos inciertos, seguramente, de lo que asegura el discurso incendiario de estos líderes).

Tampoco es la primera vez que sucede algo similar. La historia enseña que toda época convulsa ha visto surgir su colección particular de pirómanos, oportunistas que, sencillamente, ven en el río revuelto la posibilidad de pescar… fama y poder. Esta búsqueda es, a fin de cuentas, lo que los mueve, y la estrategia para lograr sus objetivos no podría ser más simple: describen un mundo en llamas, contribuyen a que el fuego se propague, y acto seguido se presentan como aquellos que pueden sofocar el incendio: como los únicos que pueden hacerlo. Lo asombroso, por supuesto, es que siendo tan obvia y antigua la estratagema, siga dando resultado.

Insistamos, para concluir, en algo que ya hemos subrayado en este blog en otras ocasiones: aunque las voces incendiarias puedan ser sugerentes, hechiceras y atractivas, lo que necesitamos son voces que en vez de polarizar creen consensos, que en vez de tensar la cuerda apacigüen los ánimos, que en vez de alarmar tranquilicen, que en vez de pintar las cosas de un solo color sepan matizar, que en vez de mentir (asegurándonos que poseen soluciones simples a los retos que nos rodean) tengan la honradez de reconocer la complejidad de la realidad, y la inteligencia para moldearla de modo que beneficie al bien común, y no únicamente a algunos. Solo estas voces (también las hay) nos ayudarán a enfrentar con sensatez el futuro incierto que se avecina.


 

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