Las dificultades en la educación superior de las mujeres rurales en Bolivia
La hija se da cuenta de que no hay comunicación. ¿Cómo puede transmitir ese fervor en su corazón, esa pasión por continuar sus estudios? Si, al fin y al cabo la amiga que terminó secundaria con ella ya se casó y está esperando un hijo. Además ¿estudiar agronomía? ¿Una mujer? Te llenaron la cabeza de pájaros…
Y así se repite la historia. En Bolivia la Comunidad de San Pablo promueve el desarrollo de la mujer rural, tratando de romper algunos de los mismos tabús de siempre. En Totora Pampa, donde la Comunidad lleva a cabo varios proyectos de desarrollo, poco a poco varias jóvenes van terminando la secundaria y alguna se anima, valiente, a realizar estudios universitarios.
No hay que culpar a los padres, que buscan manos que ayuden a la familia y les cuesta visualizar un futuro distinto al que tuvieron ellos, que no pudieron estudiar. La aventura de ir a la universidad casi no se ha visto en sus comunidades, y menos tratándose de mujeres. «De vez en cuando algún varón sale adelante, pero no tú, mi hija», diría el padre, desconfiando de su capacidad o temiendo por las dificultades y riesgos que pueda encontrar en el camino para ser profesional.
Así iba a ocurrir con Martha, una mujer entre muchas, que sin embargo consiguió dar un vuelco a su futuro. Estudia la carrera técnica de agropecuaria, en un internado, lejos de su casa. Martha lo tiene claro y se ha planteado que, una vez termine la carrera a nivel técnico superior, quiere continuar con los estudios y completar el nivel de ingeniería. Son procesos lentos y costosos; el entorno no ayuda. Desde la Comunidad de San Pablo apoyamos a mujeres como Martha y tenemos la esperanza de que muchas como ella consigan la superación profesional que buscan, para que no se repita siempre, indefinidamente, la misma película de resignación y falta de estudios para las mujeres de estas comunidades bolivianas.