Desde Meki (Etiopía), queremos compartir con todos los lectores de Ágora XXI la alegría del acontecimiento político más importante de los últimos años en este país, que muchos ya habrán visto en la prensa. Hablamos de la declaración de paz entre Etiopía y Eritrea.
Después de dos décadas de hostilidades y relaciones diplomáticas rotas entre los dos países, ahora se ha firmado el «fin del estado de guerra» y una declaración «de paz y amistad». Etiopía y Eritrea estaban enfrentadas desde que, después de que Eritrea se independizara de Etiopía en 1993, tensiones fronterizas acabaran en una guerra abierta que se libró entre 1998 y el 2000. En el año 2000 se firmó un acuerdo (el acuerdo de Argel), en el que ambas partes se comprometieron a aceptar las líneas fronterizas establecidas por la Comisión de Fronteras de Etiopía y Eritrea. Sin embargo, Etiopía cambió pronto su posición cuando la comisión decidió conceder a Eritrea la ciudad de Badme, epicentro de la guerra.
Las relaciones entre ambos países africanos no avanzaron hasta que el pasado abril fue nombrado primer ministro etíope Abiy Ahmed. Aplaudimos una noticia tan relevante para el bienestar y desarrollo económico de los dos países y de todas sus gentes, incluidos todos los habitantes de nuestra región, y esperamos que el nuevo liderazgo del país traiga muchas buenas noticias para su pueblo.