Una de las actuaciones que ha desarrollado la Comunidad de San Pablo a raíz de la pandemia del Covid-19 en las comunidades andinas de Bolivia ha sido la creación de huertas familiares y la repartición de semillas entre las familias campesinas para asegurar la seguridad alimentaria y, por tanto, luchar contra el hambre en la región.
Actualmente, 106 familias de cuatro comunidades del municipio de Independencia (Totorani, Rodeo, Tiquirpaya y Aramani) han implementado su huerto para el autoconsumo en la zona baja de la montaña (a 1.980 msnm), donde el clima es más cálido y benévolo y permite el crecimiento de gran diversidad de hortalizas. Los habitantes de esta zona, debido a las condiciones climáticas y las características orográficas en las que viven (entre 2.900 a 3.120 msnm), sólo cultivan patata, maíz y trigo, desconociendo la plantación, el cuidado y el crecimiento de verduras.
Durante estos últimos seis meses la Comunidad de San Pablo les ha apoyado con semillas y asesoramiento técnico para la puesta en marcha de sistemas agroalimentarios sostenibles. Cada una de las familias campesinas ha logrado con su esfuerzo, empeño y dedicación cultivar casi media hectárea con semillas de lechuga, remolacha, acelga, tomate, calabacín, etc… Dos meses después de haber empezado sus huertas, 537 personas, entre ellos ancianos y niños, están consumiendo los productos cosechados y disfrutando de su sabor natural, gustoso y ecológico. Además, otras familias de la zona al ver la buena producción que están teniendo sus vecinos también se están animando a tener su propio huerto.