Assumpció Fornaguera, miembro de la CSP, falleció hace algo más de un mes a resultas de una larga enfermedad. Desde aquí, queremos recordarla y dar gracias a Dios por su vida.
Nacida el 22 de junio de 1953 en Badalona, Assun era la mayor de cuatro hermanos. Al licenciarse en enfermería en la Universidad de Barcelona y realizar varias especialidades, trabajó en la Clínica del Carme y en el Hospital Can Ruti de Badalona. Luego se mudaría a Kenia donde, después de algunos preparativos en Nairobi, se instaló en Turkana (cerca de la frontera con Etiopía y Sudán). Junto con otra enfermera, Assun ayudó a establecer un programa de salud con dispensarios y clínicas móviles en la vasta región semiárida habitada principalmente por pastores nómadas que no tenían acceso a ninguna otra clase de servicios médicos.
Vivió y trabajó en Kenia durante 15 años como misionera laica, sirviendo especialmente al pueblo nómada Turkana. En su empeño en darse a los más vulnerables, se cruzaron en su camino, en dos ocasiones diferentes, dos bebés turkana, un niño primero, y unos años después, una niña. Ninguno de ellos tenía familiares identificables. Ella los acogió y adoptó formalmente, convirtiéndose en su hijo Pau y su hija María. Assun tenía un verdadero corazón de cuidadora y una tenacidad intensa, y raramente dejaba que nada se interpusiera entre ella y lo que consideraba bueno, necesario y correcto hacer.
En 2003, Assun se mudó a Santa Cruz, Bolivia, y se hizo cargo de dos centros de atención materno infantiles en una zona empobrecida de la ciudad. Vivió y trabajó en Bolivia hasta que le diagnosticaron cáncer en el 2016, regresando a Badalona para poder centrarse en su tratamiento. Con su característica tenacidad, afrontó el diagnóstico y los años de tratamiento con serenidad y disciplina. A pesar de las dificultades que conllevó su tratamiento, se esforzó para vivir dignamente y al máximo: solía ir todos los días a la playa a darse un baño en el mar Mediterráneo que tanto amó, y, en ocasiones especiales, no deseñaba compartir una copa de champán con sus seres queridos.
A finales del año pasado, cuando le informaron que suspenderían su tratamiento y recibirían cuidados paliativos en su domicilio, recibió la noticia con serenidad, esperanza, y fe. Hasta el final se mantuvo atenta a los detalles que tenían que ver con el bienestar y la alegría de quienes la rodeaban, incluyendo su voluntad de hablar abiertamente sobre su proceso de salud, para asegurarse de que sus seres queridos sabían que ella estaba tranquila ante la muerte. Al hacerlo, nos hizo un gran regalo: como dijo una compañera de la CSP, “nos preparó bien para su muerte”.
A Assun le sobreviven su hijo Pau y su hija María, su hermano Joan y sus hermanas Àngels y Montse. Le precedieron en la muerte sus padres Pere y Engràcia.
En sus últimos momentos de conciencia, dejó saber a quienes la rodeaban que estaba serena y agradecida por todo lo vivido: “De Dios vine, y a Dios voy”, decía.