El pasado 24 de mayo tuvo lugar en Etiopía la dedicación solemne de la nueva catedral del Vicariato Apostólico de Meki
La Comunidad de San Pablo trabaja desde 2013 en el Vicariato Apostólico de Meki, que tiene una extensión de 45.000 km2 y una población de cuatro millones de habitantes, de los cuales los católicos representan menos del 1%. A pesar de ello, la labor pastoral y de promoción humana del vicariato es ingente, con múltiples iniciativas sociales que llegan a toda la población.
El pasado 24 de mayo tuvimos la dicha de participar en la misa de dedicación de la nueva catedral en Meki. La construcción de la catedral era un proyecto soñado durante años por muchos, y por eso su dedicación fue una celebración especialmente gozosa en la que participaron cerca de 4.000 personas. ¡No fue breve! Dada su solemnidad, la Eucaristía de consagración de la nueva iglesia catedral duró seis horas: el recinto estaba lleno a rebosar, y una gran pantalla proyectaba la solemnidad para los que quedaron afuera. Además del obispo de Meki, Monseñor Abraham Desta, estuvieron presentes el arzobispo de Addis Abeba, Cardenal Berhaneyesus Souraphiel, el Nuncio Apostólico, Mons. Luigi Bianco y el obispo emérito de Trento, Italia. También hubo representación de organizaciones que contribuyeron económicamente a la construcción, como Caritas Austria y la Diócesis de Trento. Aunque sin representación, también se mencionó la colaboración de la Conferencia Episcopal Española.
Tras la Eucaristía solemne tuvo lugar el convite, organizado por la Comunidad de San Pablo a través de nuestro centro de capacitación laboral y sus estudiantes, en especial las estudiantes de cocina.
Fue una celebración preciosa. Esperamos que la presencia de esta hermosa y digna catedral sea semilla de propagación de la palabra de Dios en estas tierras de antigua tradición cristiana.
El pasado 22 de junio se celebraron las bodas de plata de Monseñor José Grullón al servicio de la Iglesia en la Diócesis de San Juan de la Maguana. Ordenado sacerdote hace cuarenta y cinco años, nuestro “hermano José” (como a él le gusta llamarse) guía desde 1991 la diócesis en la que se encuentra la Parroquia de La Sagrada Familia de Sabana Yegua.
En la emotiva celebración se rememoró el itinerario de este obispo amable, sencillo, cercano a la gente y trabajador incansable. De Monseñor Grullón llaman la atención su simpatía, su celo apostólico en todas las áreas de la vida pastoral y su gran labor por el desarrollo humano en la diócesis territorialmente más grande del país (más de 7.000 km2), ubicada en una de las zonas más desfavorecidas. La construcción acueductos, sanitarios, puentes, apertura de caminos rurales, así como un enorme número de proyectos educativos y sanitarios a lo largo de dos décadas y media atestiguan la sensibilidad de este pastor ante las necesidades de aquellos que la Iglesia puso bajo su guía.
En sus visitas anuales a todas las parroquias él llega hasta las comunidades más aisladas —en burro, si es preciso, cuando visita una aldea que carece de acceso para vehículos—, saluda a cada familia, dedica su tiempo al que quiere hablar con él y entusiasma con sus palabras.
Desde aquí nos unimos con sentido agradecimiento a su celebración: también porque hace ya trece años que acogió con cariño en su diócesis a la Comunidad de San Pablo, y desde entonces ha sido a la vez nuestro obispo y amigo. Que sepamos seguir su ejemplo de vida y dedicarnos con su mismo entusiasmo y visión por y para el Evangelio.
El día 29 de abril tuvo lugar la inauguración del acueducto de la comunidad rural Km. 8 (barrio San Antonio) y de la cancha de baloncesto de la comunidad Km. 7 (en Azua, República Dominicana).
Con estas dos últimas infraestructuras completadas finalizó un proyecto que ha durado casi tres años, realizado con la colaboración de la Parroquia La Sagrada Familia, al cargo de la Comunidad de San Pablo, y las organizaciones FUNDASEP (de la República Dominicana), Manos Unidas y Nuevos Caminos (estas dos últimas de España).
El proyecto beneficia a más de 2.000 personas, con componentes educativos, de salud, de generación de ingresos y en especial de infraestructuras, como la cancha de baloncesto y los dos acueductos comunitarios que se han podido construir, en Cañada de Piedra-Altagracia y en el Km. 8.
Se acabó el tener que sufrir la escasez de agua y el transporte a pie, cargando bidones por largas distancias bajo el sol. Ahora el agua está en cada casa gracias al esfuerzo de muchos, en especial de las comunidades participantes.
La celebración de fin de proyecto tuvo cantos, baile, discursos, bendiciones, comida y sobre todo mucha alegría. ¡Gracias a todos los que participaron y colaboraron las vidas de muchas personas han mejorado significativamente!
El pasado sábado, 21 de mayo, el Arzobispo de Milwaukee ordenó sacerdote a Michael Wolfe, junto a dos compañeros de estudios, Patrick Behling y Andrew Linn.
Michael es miembro de la Comunidad de San Pablo desde hace diez años. Estuvo primero en la República Dominicana por largo tiempo, y durante los últimos cuatro años ha vivido en Wisconsin, estudiando en el seminario diocesano de Milwaukee. A mediados de junio iniciará su labor pastoral como vicario en San Juan Pablo II, una parroquia bilingüe en el sur de la ciudad de Milwaukee. ¡Muchas felicitaciones a Michael y a sus compañeros!
Como es bien sabido, hoy, día 8 de diciembre (fiesta de la Inmaculada Concepción), el Papa Francisco da inicio al Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano, y luego en cientos de catedrales, santuarios e iglesias, se quiere hacer más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.
En la Bula de convocación del Año Santo leemos: “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” (Misericordiae Vultus 1). Este 8 de diciembre también marca el 50 aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II, en cuya ceremonia de inauguración Juan XXIII ya dijo que en nuestro tiempo la Iglesia “prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad (…), la Iglesia quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella”.
La celebración de este año jubilar concluirá con la fiesta de Cristo Rey, el 20 de noviembre de 2016. Que el lema del año, “Misericordiosos como el Padre”, penetre nuestro lenguaje, nuestros gestos y nuestros hechos, encomendándonos a Jesús para que “derrame su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro” (Misericordiae Vultus 5).
María José Morales, desde la Comunidad de San Pablo en Meki, nos cuenta:
“Acabamos de celebrar en Etiopía la fiesta del «Enkutatash» o Año Nuevo, siete años por detrás del calendario del mundo occidental. Coincide normalmente con el 11 de septiembre del calendario juliano, pero este año por ser bisiesto se aplazó un día la celebración y tuvo lugar el día 12.
La fiesta está tradicionalmente vinculada al final de la temporada de lluvias, que lamentablemente este año han sido muy escasas, por lo que se prevé que en los próximos meses las cosechas van a ser insuficientes. A pesar de ello la celebración de fin de año tuvo lugar por la noche con tambores y cantos alrededor de un gran fuego, y con alegría y peticiones de lluvia en el inicio del nuevo año. Desde Meki os deseamos a todos un ¡Muy feliz año 2008!”