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Miércoles 10 Octubre 2018

El Centro de Salud de la Parroquia La Sagrada Familia en Sabana Yegua (Azua, República Dominicana) amplía sus servicios con un renovado consultorio dental, inaugurado en septiembre

 

El Centro de Salud La Sagrada Familia, perteneciente a la Parroquia del mismo nombre, lleva treinta años funcionando y atendiendo las necesidades sanitarias de la población más vulnerable de la zona de Sabana Yegua, en la provincia de Azua. En 2017 remodelamos el laboratorio de análisis clínicos. Recientemente, a finales de septiembre de este año, se inauguró y bendijo un nuevo consultorio odontológico.
 
Esta renovación se ha podido llevar a cabo gracias a la subvención de Compassionate Dental Care International, y nos permitirá dar un mejor servicio, cumpliendo con los requisitos del Ministerio de Salud.
 
Tuvieron el honor de estrenar la consulta el Dr. Tom Volm y su equipo, de la parroquia Holy Apostles de New Berlin, en Wisconsin (EE.UU.). Este grupo llegó por tercer año a Sabana Yegua para colaborar en operativos médicos y odontológicos y para fortalecer los vínculos de hermanamiento entre ambas parroquias. En esta ocasión los operativos atendían especialmente a los inmigrantes haitianos de la zona, que por su situación socio-económica acceden con dificultad a los centros de salud. Se pudo ayudar a 56 personas que requerían atención dental. También se atendió a más de 140 personas en medicina general, dando tratamiento a diversas enfermedades. El operativo médico y dental fue todo un éxito y pudieron trabajar hombro con hombro personas de Estados Unidos, dominicanas y haitianas: un verdadero signo de integración.
 
La inauguración y bendición del consultorio dental ha sido una ocasión para dar gracias a Dios por esta nueva oportunidad de ofrecer un servicio accesible y de calidad a toda la población de nuestra parroquia.


 

Miércoles 3 Octubre 2018


La Iglesia, cuya historia nunca ha sido tranquila, está viviendo una época de indudable agitación. La insistencia del papa Francisco en la necesidad de huir de esquemas autorreferenciales para ir formando una comunidad eclesial más misionera, más sensible a la injusticia social, más descentralizada, más abierta a todo tipo de personas, con un mayor protagonismo de la mujer y más atenta a toda clase de excluidos y de heridos (el famoso “hospital de campaña” del que tantas veces ha hablado) no gusta a todo el mundo. La oposición a sus reformas, a sus gestos, a su mensaje, a la dirección que ha ido imprimiendo al mundo católico, está organizada y (digámoslo sin eufemismos) en pie de guerra. Es una oposición abierta y tenaz, más fuerte en algunos países que en otros (muy enérgica en los EE.UU. y en Italia, por ejemplo) encabezada y alentada por jerarcas de mucho peso (así como los hay, de mucho peso también, al lado de Francisco). En algunos medios católicos de corte inmovilista los ataques al papa son el pan de cada día. Como respuesta, en otros medios, de corte más progresista, sus columnistas se sienten obligados a salir a diario en defensa del obispo de Roma.

Lo primero que queremos subrayar es que esta tensión no tiene por qué ser mala. Pone de manifiesto la humanidad de la Iglesia, su realidad política, le quita el manto de impasibilidad y de “no ser de este mundo” con el que a veces se había querido vestir (o disfrazar, pues las tensiones han existido siempre). En el mejor de los casos es una tensión que puede propiciar que se dialogue más a todos los niveles. Si cardenales y nuncios discrepan abiertamente entre ellos, ¡y con el mismísimo papa!, ¿por qué no deberíamos mostrar también nuestras discrepancias los que no llevamos birreta roja, los laicos, los sacerdotes, todos? Tal vez la exposición franca de nuestras divergencias nos ayudará a encontrar más salidas que la pretensión de que la Iglesia es una balsa de aceite.

En segundo lugar, queríamos llamar la atención sobre el hecho de que quizá detractores y paladines del papa se equivocan por igual al centrar el debate en la persona de Francisco. Los personalismos nunca son buenos: adular al líder porque me siento identificado con él puede ser tan infantil como denostarlo porque su mensaje me incomoda. Y plantear los conflictos que sacuden la Iglesia en términos de fidelidad o animadversión hacia el pontífice distorsiona la verdadera naturaleza de la crisis. Quienes centran el debate en la persona del papa corren el riesgo de convertir el problema en una discusión sobre las virtudes o defectos particulares de Francisco, y, en consecuencia, pueden perder de vista lo que realmente está en juego. Los temas de fondo van mucho más allá de la persona que hoy ocupa la silla de Pedro en Roma.

Lo que está en juego, por supuesto, es la fidelidad de la comunidad eclesial al Espíritu Santo. ¿Está la Iglesia, en su conjunto (encabezada por el papa, eso sí), siendo dócil al Espíritu o resistiéndosele? Y puesto que en la Iglesia hay corrientes contrapuestas, la cuestión de fondo es la fidelidad de cada una de ellas al Espíritu.

Dejemos al papa tranquilo, por decirlo así, dejemos de centrarnos tanto en examinar cada palabra y cada declaración suya (algo que Francisco tal vez agradecería) y centrémonos en lo que, como cristianos, debería importarnos más: ¿Quién, en la situación que estamos viviendo, está siendo más fiel al Espíritu de Jesús? ¿Quién se está dejando llevar, sin miedos, por el Espíritu Santo que en Pentecostés se derramó sobre los discípulos y así engendró la Iglesia?

Es obvio que si planteáramos esta pregunta a unos y a otros todos responderían: «Nosotros». Un tradicionalista asustado por la mentalidad de Francisco y un liberal enamorado del papa asegurarían, con idéntico fervor (y muy probablemente con igual sinceridad): «A nosotros solo nos mueve la fidelidad al Espíritu».

Por desgracia, todavía no existe un «fidelidamómetro» que nos permita evaluar la fidelidad de personas y colectivos, como si de un termómetro para saber la temperatura se tratara. ¿Cómo responder, entonces, a la pregunta sobre la fidelidad al Espíritu? ¿Cómo descubrirla? Sugerimos un modo de hacerlo.

El Espíritu, y de eso no nos puede caber duda, es entregado, generoso y nunca busca el propio bien. Partiendo de esta base, quizá una manera de examinar la fidelidad que cada uno practica al soplo del Espíritu sería haciéndonos la antigua pregunta latina que conoce todo buen lector de novelas policíacas: ¿Cui bono? ¿A quién beneficia la polémica? ¿Quién está protegiendo sus intereses? ¿Quién está defendiendo su posición?

Y las preguntas opuestas, que en este caso señalarían quien, al no buscar su propio bien, estaría siendo más fiel al Espíritu: ¿Quién se está arriesgando más? ¿Quién está anteponiendo las necesidades de las personas a las de la institución? ¿Quién, en verdad, se busca dolores de cabeza?

No parecería, ciertamente, que arriesgan mucho ni pierden nada los que se atrincheran en posturas inmovilistas, autocomplacientes, muy seguros de sí mismos, y aseguran que la solución a los problemas que afectan a la Iglesia pasa por frenar cualquier posibilidad de reforma y regresar a los esquemas rígidos de ayer.

Y, por otro lado, no parecería que sean los que (empezando por el papa) apuestan por una Iglesia en salida, «accidentada, herida y manchada por salir a la calle»[1] quienes están defendiendo su posición, quienes buscan la placidez que otorgaría no plantear preguntas incómodas, quienes tratan de mirar hacia el otro lado para no tener que enfrentar las faltas de la propia institución. Su esfuerzo por librar la Iglesia de automatismos autoritarios y de despojarla de clericalismos caducos, de hecho, les está complicando la vida.

La prueba del ¿Cui Bono?, en definitiva, deja muy pocas dudas acerca de quién se está dejando guiar por el Espíritu.


[1] Papa Francisco. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 49


 

Miércoles 26 Septiembre 2018

Mons. Grullón, obispo de San Juan de la Maguana, bendice e inaugura una nueva capilla en la comunidad de Mordán de la parroquia La Sagrada Familia (Azua, República Dominicana)

 

En uno de los rincones más alejados de esta parroquia del suroeste de la República Dominicana, formada por 22 comunidades y al cargo de la Comunidad de San Pablo, hasta hace poco los lugareños se reunían en una casa de madera en malas condiciones para celebrar allí la Eucaristía y demás sacramentos. Hacía tiempo que solicitaban la construcción de una capilla digna para los encuentros de la comunidad de fe.
 
Gracias a la colaboración de la parroquia Sacred Heart, de Racine (Wisconsin, EE.UU.), que también está al cargo de un miembro de la Comunidad de San Pablo (el P. Ricardo Martín) la nueva capilla de Mordán se ha hecho realidad. Los parroquianos de Sacred Heart recaudaron fondos hace un año para la construcción de la capilla de Tábara Abajo (noticia de la que en su día ya nos hicimos eco en este blog) y tras la inauguración se lanzaron a promover la construcción de la capilla de San Juan Bautista, de Mordán.
 
El pasado 24 de agosto, con la presencia del Obispo de San Juan de la Maguana, Mons. José Grullón, y un grupo de feligreses de Sacred Heart, llegados desde Wisconsin, la comunidad festejó la bendición de la nueva capilla. Durante la semana los locales de la iglesia servirán para que en ellos se realicen cursos de cocina, de repostería, de electricidad, de contabilidad y otros, para colaborar con esta comunidad, que tradicionalmente vivía de la quema de carbón vegetal, y que está muy necesitada de personas con mayor preparación para el mundo laboral.
 
La comunidad de Mordán mostró su dicha con la celebración de la misa acompañada de cantos, bailes y comida para todos los presentes y con unas palabras de agradecimiento a la parroquia hermana de Sacred Heart y a todos sus feligreses.


 

Lunes 10 Septiembre 2018

En preparación para el 525 aniversario (será en 2019) de la primera Eucaristía celebrada en el Nuevo Mundo, la Conferencia del Episcopado Dominicano declaró 2018 como Año de la Eucaristía. En este marco, celebrando el mes de septiembre como mes de la Biblia, tuvo lugar el Segundo Congreso Bíblico Diocesano de San Juan de la Maguana. El congreso se llevó a cabo el pasado sábado 1 de septiembre en la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios de Azua.
 
El evento fue organizado por el P. Juan Manuel Camacho, de la Comunidad de San Pablo, que es responsable de la Comisión Bíblica Diocesana, y tuvo como tema “PALABRA Y EUCARISTÍA”. La conferencia del congreso estuvo a cargo del P. Martí Colom, también de nuestra comunidad.
 
Martí compartió con los asistentes algunas reflexiones acerca de varios textos bíblicos relacionados con la Eucaristía, empezando por los relatos de la Última Cena y ampliando luego el foco hacia “las otras eucaristías”, es decir, los otros momentos eucarísticos que nos narran los evangelios. Vimos como estos otros momentos pueden enriquecer nuestra comprensión de la Eucaristía, al subrayar, cada uno de ellos, un “elemento o aspecto eucarístico”: por ejemplo, la alegría que debería presidir todas nuestras celebraciones (en las Bodas de Caná), o la fraternidad libre de toda exclusión, que vemos en las comidas de Jesús en casa de recaudadores de impuestos, o la oferta de libertad plena y responsable que nos regala Jesús, si estamos dispuestos a recibirla, que subyace en el texto de Juan de  la multiplicación de los panes y los peces.
 
Su ponencia fue muy bien acogida por los más de 200 participantes del Congreso, procedentes de distintas parroquias de la región, que regresaron a sus comunidades con el deseo de seguir profundizando en las escrituras y en lo que ellas nos enseñan del sacramento eucarístico.


 

Martes 28 Agosto 2018

Alumnas del curso de costura promovido por la Comunidad de San Pablo en Bogotá organizan una exposición con prendas de vestir confeccionadas por ellas

 

El pasado 5 de agosto tuvo lugar en la parroquia La Resurrección, del sur de Bogotá (Colombia), la primera exposición de prendas de vestir confeccionadas por las mujeres del taller de Corte y Confección que la Comunidad de San Pablo estableció hace un año en el barrio El Pesebre. La exposición fue una experiencia muy positiva, tanto para las mujeres que forman parte del proyecto, que pudieron dar a conocer su trabajo, como para la comunidad parroquial, que tuvo la oportunidad de apreciar los frutos del taller. Varias personas, al ver la buena calidad de las prendas expuestas, les encargaron vestidos, blusas y chaquetas.
 
Esta exposición se ha podido llevar a cabo gracias a la constancia y el empeño del grupo de mujeres que después de un año entero de formación llegan ahora al final de la primera etapa. Y ya están muy ilusionadas con la siguiente: establecer una cooperativa productiva mediante la cual el aprendizaje recibido pueda redundar en beneficios directos para sus familias. A todas las participantes en nuestro centro de costura, les queremos decir: ¡muchas felicidades, y mucho ánimo para seguir adelante!

 



 
 

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