Jóvenes retornadas a Etiopía desde los países árabes se capacitan en el centro de la Comunidad de San Pablo en Meki
La mayoría de nuestras estudiantes son jóvenes que no pudieron acabar estudios y que ahora, debido a su falta de capacitación, no tienen trabajos adecuados. De entre ellas tenemos a un grupo de dieciocho mujeres que siendo muy jóvenes emigraron a Arabia Saudí o al Líbano en busca de oportunidades laborales, para poder ayudar a sus familias con lo que ganaran. En Etiopía, son muchas las que intentan esta vía para salir de la pobreza. Sin embargo, en la mayoría de los casos allí se encuentran con una realidad muy distinta a la que esperaban, sufriendo todo tipo de maltratos y vejaciones.
Ante esta explotación de mujeres inmigrantes, Caritas Internacional abrió varias casas de acogida para jóvenes inmigrantes en los países árabes. Las jóvenes que, escapando de esta situación, llegan a dichas casas de acogida, reciben ayuda material y psicológica y se les proporcionan asimismo documentos para que puedan retornar a sus países. Las que regresan a Etiopía son recibidas también en una casa de acogida en Addis Abeba. Desde allí se contacta con sus familias, para intentar que las jóvenes puedan integrarse en ellas de nuevo. La tarea de reinserción es complicada, pues muchas veces son rechazadas por sus propias familias, ya que la mayoría enviaron a sus hijas jóvenes, fuertes y llenas de vitalidad, y a su regreso las recuperan muchas veces con bebés, y psicológicamente muy afectadas por los abusos vividos durante su periplo.
Las estudiantes retornadas que tenemos en nuestro centro participan de los cursos de capacitación de costura y cocina, mientras desde el Vicariato de Meki se sigue trabajando con ellas para lograr su reinserción familiar. En los cursos se integran con otras jóvenes de su misma edad, muchas de las cuales vivieron experiencias similares. Es asombroso ver el interés que tienen por aprender, por tener una buena capacitación, y su alegría por ser tratadas con respeto y ser valoradas por los muchos talentos que tienen. Al verlas se nos hace difícil imaginar las muchas dificultades por las que han pasado en los últimos años.
El pasado domingo, el dueño de un nuevo hotel cercano a Meki nos invitó a comer en su restaurante. Nos quería mostrar su agradecimiento por las nuevas cocineras que tiene: Kasech y Zenafakech, dos de nuestras estudiantes del segundo nivel de cocina, ambas retornadas del Líbano. La comida, el servicio y las atenciones que recibimos fueron de primera. Todos estuvimos muy contentos: nuestras estudiantes, su nuevo jefe, su profesor de cocina y nosotras.
Esperemos que, al igual que Kasech y Zenafaketch, muchas otras jóvenes de nuestro centro puedan encontrar buenos trabajos. Y que ellas puedan servir de ejemplo para que aquellas que siguen pensando en emigrar a los países árabes sepan que también en Etiopía pueden tener un buen futuro. Desde el centro “Kidist Mariam” seguiremos trabajando para que ello sea posible.