A mediados del año pasado iniciamos un nuevo proyecto en la parroquia La Resurrección de Bogotá: el último jueves de cada mes preparamos, con un grupo de voluntarios, unos sesenta sándwiches, llenamos varios termos con aguapanela (agua caliente endulzada con panela de caña de azúcar) y salimos, de noche, a caminar por el barrio. A medida que nos vamos encontrando con habitantes de la calle y personas sin hogar que pasan la noche en la intemperie, les ofrecemos un vaso caliente de aguapanela y un sándwich, y dialogamos un rato con ellos. La mayoría son personas drogodependientes que han caído en el consumo de substancias psicoactivas, y esa es una de las razones por las que han terminado viviendo en la calle. Llamamos a esta iniciativa “la ruta del aguapanela”.
Nuestra tarea es, sencillamente, ir al encuentro de los habitantes de calle, ofrecerles el mínimo consuelo que representa un poco de comida y un saludo, y, con el tiempo, tal vez (en algunos casos en que la amistad creada lo permita) proponer un itinerario de rehabilitación, para aquellos que lo pidan.
La mayoría de los voluntarios que participan de esta actividad son adolescentes y jóvenes de la parroquia, y no hay duda de que esta iniciativa también tiene un componente educativo y pedagógico para ellos: se dan cuenta de la realidad de sus barrios, y pueden ver de primera mano los efectos devastadores que tienen las drogas en aquellos que caen presos de su hechizo.
Cada primer jueves, cuando terminamos la Ruta, estamos cansados: han sido dos o tres horas de subir y bajar por las calles empinadas de estos barrios del sur de Bogotá, cargando bolsas con comida y termos, con frío, a veces con lluvia… y, sin embargo, cada mes, el ambiente entre los que hemos compartido esta experiencia es fraterno y alegre: nadie se queja. Al contrario, hay una satisfacción sincera por haber invertido un poquito de nuestro tiempo acercándonos a los más marginados, a personas que para muchos no cuentan, y haber tratado de ser un signo de la presencia de la misericordia de Dios para ellos, así sea con un simple vasito de aguapanela caliente.